CARTA A PAPÁ

Sin palabras...

-----------------------------------------------------------

Monterroso 24 de Enero de 2008

¡Querido papá! ¿Qué tal? Deseo que cuando recibas estas letras te encuentres bien, aunque me han llegado noticias de casa en las que me dicen que estas un poco pachucho.

Probablemente mi carta después de tantos años, de tantísimo tiempo te sorprenda. El silencio que mantuve desde que ingresé en la cárcel fue debido a mi cobardía, hasta hoy no reuní el suficiente coraje para acercarme a ti, no pienses que el motivo de esta distancia era imaginar un posible rechazo tuyo, ¡que va! La verdadera razón, la única razón, es la profunda vergüenza que sentí ante ti.

Papá mi vida durante muchos años fue una carrera sin sentido, absurda hacia la nada, en la que entre en una trampa sin salida. Nadie tiene la intención de volverse un adicto a las drogas. Aunque desafortunadamente eso es lo que nos pasa a muchos. Porque, no nos hacemos adictos con la intención de destruir nuestras vidas o hacer daño a las personas queridas. Eso suelen se condiciones secundarias de la drogadicción que padecemos. Cuando tenía trabajo no ponía los cinco sentidos. No valoraba, ni disfrutaba nada, porque todo tenía un solo fin, que además no saciaba. Y lo peor es que pensaba que es forma de vivir era buena.

Consumí toda la mierda que pude, toda la que podía aguantar mi cuerpo, con el único propósito de llenar algo que me faltaba, que sabia que no tenía, pero no sabía de que se trataba. En casa a penas paraba, y nunca me sentía a gusto, porque nunca era suficiente y siempre buscaba más y más y mucho más. Mi vida estaba vacía y llena de amargura, violencia y desesperación. Lo único que deseaba era el caballo y el alcohol que envenenaban mi sangre y dañaban mi salud.

Hoy sé que las drogas no fueron el problema, el problema soy yo. He conseguido conocerme y ser consciente de lo que hice en el pasado y de lo que hago hoy en el día a día. Antes, por ejemplo, necesitaba la heroína como el comer. Hoy no, pero no todo lo he conseguido con dejar de consumir, aun sigo con mis miedos. Creía que dejando las drogas dejaría de tener esos miedos, pero no es así. Mis miedos siguen ahí al acecho, esperando a que baje la guardia en cualquier momento

De lo que estoy completamente seguro es que necesito volver a empezar, partir de algo, y desandar los errores, por eso, mi primer paso es hacia ti Papá. Necesito volver a ser el Neno y de cuclillas en la sombra desde mi esquina contemplar tu esmero cuando “facias a matanza os cochos”, o tu paciencia cuando me llevabas de la mano a “botar a horta a sembrar as patacas” o nuestra complicidad cuando éramos la pareja perfecta, la invencible jugando a las cartas y como olvidar cuando orgullosos íbamos los dos juntos a la feria.

Te quiero mucho Papá, y te hecho mucho de menos. Tú sólo puedes hacer lo mejor posible. Durante toda tu vida has tenido problemas difíciles que afrontaste con dignidad, sin darte nunca por vencido. Has sido un currante incansable, sacando adelante a una familia de ocho hijos.

Has sido un buen padre, el mejor padre que cualquier hijo desearía tener, aunque yo fui el peor hijo que ningún padre desearía tener. Cuando era ‘el Neno’, eras mi ídolo, el hombre que quería ser de mayor, al que debía haber imitado. Pero no fue así, caí en la peor trampa y torcí mi vida causando daños irreparables en todos los que me querían.

Perdóname Papá, necesito tu perdón y el de toda la familia, me gustaría poder hacer algo para que todo el sufrimiento que os causé fuese olvidado, y definitivamente, para siempre borrado de vuestra memora o como mucho recordado como un mal sueño, pero eso, es imposible. El daño que os causé me pesa y lo hago presente cada día para no volver a repetir mi pasado.

Te quiero mucho Papá, beso tus manos con las que tanto has trabajado, y los parados de tus ojos, para mirarme en ellos, y ver al hombre que debí ser. Un abrazo largo intenso de tu hijo Gustavo.

GUSTAVO

-----------------------------------------